Embajador del Vino, la importancia del rol del comunicador del vino
Sumiller pero también un auténtico divulgador de los valores de una bodega. Hablamos del Wine Ambassador, una figura clave en el mundo de la comunicación del vino.
Continuamos adentrándonos en el mágico mundo del Vino sacando a la luz uno de los muchos aspectos importantes que embellecen y transmiten la magia tanto del producto como de la Bodega: la comunicación.
Siempre hemos estado acostumbrados a vivir el vino como pasión, emoción, convivencia, confort. Sin embargo, también estamos comprendiendo cada vez más profundamente cómo representa un aspecto cultural esencial sobre todo para nosotros los italianos (¡para quienes en realidad, por Historia y Tradición, debería pertenecer legítimamente a nuestro ADN!) gracias a aquellos que, durante años, han dedicado su vida profesional (y privada) a difundir la belleza de los "colores" del Vino.
La bebida favorita de Baco también se ha convertido con el paso de los años en un maravilloso patrimonio que abre las puertas a una profesión alimentada por una pasión desbordante. Una profesión que en cierto sentido sublima el papel fundamental que tiene el Sumiller en los ámbitos específicos en los que está llamado a actuar.
Como en cualquier restaurante que se precie, también en las Bodegas la presencia de un Sumiller se hace imprescindible para garantizar una serie de aspectos técnicos, de gestión y presentación del producto que requieren una profesionalidad y unas habilidades específicas. La obsesión en la creación, sin embargo, la historia, el terroir, el espíritu y los valores de una Bodega, constituyen esos rasgos que completan la experiencia de degustación y cada vez más con el tiempo, los productores sienten la necesidad de confiar a una figura designada, la imagen de una realidad que debe ser capaz de contar y representar incluso más allá del producto mismo.

¿Quién es el Embajador del Vino?
Traer una embajada En la antigüedad significaba “encargarse de llevar un mensaje” y el Wine Ambassador cubre, en clave moderna, precisamente este rol: es una figura clave para aquellos productores que han comprendido el valor de ofrecer una experiencia que no necesariamente puede vivirse in situ, sino también representarse de manera itinerante, sin perder el encanto de esa pieza emocional que trae como dote una visita a una Bodega, pero ligándose al romance de la historia, a la magia de los detalles y a la belleza del estilo, contados por quienes han abrazado plenamente una Bodega para su “misión” profesional.
Las empresas vitivinícolas más atentas y modernas han comenzado a alejarse de la mera visión clásica del negocio, para adquirir una conciencia que las ayuda a crecer multiplicando sus potencialidades, y el Wine Ambassador representa en este sentido, esa palanca que permite a la empresa presentarse tanto con una imagen técnico-cualitativa como emocional integral.
Un “Wine Ambassador” es ante todo un Sumiller, que sin embargo tiene un único entorno de trabajo en el que actúa y del que se ocupa totalmente: la Bodega que representa. Ser elegido, llegar a ser el elegido, Significa literalmente abrazar y representar la marca y los valores de la empresa, significa involucrar e influenciar positivamente a la audiencia poniendo a disposición experiencias maduras que, junto a una imagen siempre digna del rol que desempeña y de la empresa que representa, puedan desencadenar y estimular, en consecuencia, también procesos naturales de venta. Al fin y al cabo, el vino no es sólo una emoción gustativa, sino también una historia que emociona y completa lo que cada vez quiere representar una nueva experiencia.
Pero ¿cómo convertirse en Embajador del Vino? No existe una ruta específica para cubrir este puesto, aunque algunas ofertas de empleo exigen una titulación (Marketing, Comunicación y Economía son las más frecuentes). Sin embargo, sin confiar demasiado en las cualificaciones educativas, las empresas tienden a seleccionar a los Embajadores por las características personales que demuestran: proactividad y entusiasmo, capacidad de involucrar a la gente y crear una comunidad. Una parte muy importante de la formación de un Wine Ambassador se realiza internamente y está orientada a dar a conocer las características distintivas de la marca (o mejor dicho de la Bodega y sus productos, en este caso concreto).
El puesto suele incluir algunas sesiones de formación para permitir al Wine Ambassador llevar a cabo su trabajo de forma eficaz, por lo que aquellos que cultivan personalmente una pasión por la marca son candidatos ideales, con ventaja porque ya conocen el producto y sus características y, por tanto, es más probable que sepan cómo relacionar la marca/producto con las necesidades del público, incluso desde un punto de vista emocional.
Piénsenlo, colegas Sommeliers o aspirantes a profesionales del mundo del Vino: puede haber algo más estimulante y gratificante en hacer este trabajo que amamos (o que ustedes amarán), que convertirse en el elegido, ¿Representar la imagen de una bodega, convertirse en una figura de referencia interna y de reconocimiento externo, a través de un papel a menudo definido como “clave” y garantía absoluta de calidad de un producto? Además de hacernos la vida mejor, el conocimiento y la cultura del Vino también nos ofrecen la oportunidad de desarrollar una profesión en un ámbito único a través de los maravillosos matices de sus colores.

Escrito por Carlo Attisano para mangiaebevi.it