Barolo, orgullo y elegancia italiana multifacética
Orígenes, anécdotas y características de un excelente vino símbolo del Made in Italy en el mundo: el Barolo.
Barolo-Italia, un binomio inseparable que aporta uno de los innumerables matices de excelencia por los que nuestro país es admirado en todo el mundo. Barolo es el vino tinto italiano por excelencia, el primero en ser reconocido internacionalmente como de gran calidad y sólo en las últimas décadas desafiado por Brunello, otro gran representante de nuestra Italia.
Su historia es larga y comienza con la uva Nebbiolo, desde siempre estrechamente ligada a la región del Piamonte. Considerado uno de los vinos más prestigiosos no sólo en Italia sino también en el resto del mundo, todavía parece tener poca información sobre sus orígenes.
Historia y anécdotas sobre el Barolo
Al mismo tiempo, sin embargo, se han escrito varios textos sobre la historia de esta excelencia por parte de autores calificados que han intentado contar las historias vinculadas a este producto y los personajes que han aumentado su prestigio. De las fuentes que nos han llegado, se desprende que esta “perla”, ante todo piamontesa, parece haber nacido oficialmente durante el matrimonio de Carlo Tancredi Falletti di Barolo con Juliette Colbert: fue la novia, de origen noble, quien propuso a la corte de Saboya un nuevo tipo de crianza del vino, consciente de la posibilidad de poder utilizar sus bodegas en los municipios de Barolo y Serralunga d'Alba.
Inicialmente, esta bebida alcohólica en realidad se elaboraba con otra técnica, es decir, mediante fermentación al aire libre ya que no existía la posibilidad de realizarla en espacios cerrados. Al estar al aire libre, el vino adquirió un sabor decididamente más dulce y vivo que el actual.
Gracias a la intervención de Juliette Colbert, el Barolo pudo envejecer en las bodegas, de forma más controlada y donde el clima también era ciertamente más adecuado. El rey Carlos Alberto de Saboya, al enterarse posteriormente de este nuevo vino, decidió probarlo y quedó tan fascinado que compró una finca en Verduno para producir su propia versión.
Con el paso de los años, Barolo también convenció a Camillo Benso, conde de Cavour, quien comenzó a utilizarlo como vino institucional para sus reuniones formales y amistosas. Sin embargo, fue en 1966 cuando Barolo obtuvo la Denominación de Origen Controlada y posteriormente en 1980 también la Denominación de Origen Controlada y Garantizada , protegida y controlada por el Consorcio para la Tutela del Barolo y del Barbaresco .
Hasta la fecha, dada la limitada información disponible sobre el nacimiento del vino en cuestión, la región de Piamonte y el Departamento de Valorización y Protección de Reservas de la Universidad de Turín, han estado realizando en los últimos años un estudio real relativo a la zona de producción de Barolo que nace exactamente en las colinas de las Langhe, ubicada a poca distancia de la ciudad de Alba. Se pueden definir como un territorio caracterizado por franjas de tierra que se extienden, cada una asumiendo características diferentes y que hoy presentan peculiaridades distintas respecto a épocas pasadas.



Las Langhe
El territorio donde se produce este vino es completamente peculiar. Un papel fundamental lo juegan los relieves que protegen el entorno haciéndolo rico en azúcares y sales minerales.
La producción de Barolo Se presenta principalmente en un tipo particular de terreno llamado Tortoniense , caracterizado por margas de color gris azulado consideradas poco resistentes pero ideales para el cultivo de la vid y arenas estratificadas. El vino tiende pues a adquirir connotaciones diferentes según el municipio en el que se produce.
El territorio donde se produce este néctar mágico, de hecho, varía mucho aunque sólo se extiende por unos pocos kilómetros y en diferentes ciudades. Las localidades que acogen y producen este vino son once en total: Monforte d'Alba, Castiglione Falletto, La Morra, Cherasco, Diano d'Alba, Grinzane Cavour, Novello, Verduno, Roddi, Serralunga d'Alba y, por supuesto, Barolo. Hoy en día se considera un vino con un éxito sin límites, habiendo aumentado cada vez más su prestigio e imagen en los mercados de todo el mundo y las principales características que hacen que los consumidores sean tan apasionados por él se deben sobre todo a su gran calidad.
Barolo: las características
Una joya que debe ser tratada con los debidos modales y el debido respeto. El Barolo, sin embargo, debe servirse a una temperatura entre 16 y 18 grados en copas bastante grandes para poder saborear todo su perfume y sus aromas. Su contenido de alcohol es de al menos 13 grados y las uvas utilizadas proceden exclusivamente de cepas autóctonas de Nebbiolo.
Antes de su comercialización, el Barolo pasa por un proceso de envejecimiento de al menos tres años y durante este período el vino debe pasar al menos 18 meses en barricas de roble.
Los maridajes que mejor realzan el sabor de este vino son sin duda segundos platos a base de carnes rojas como guisos, asados, estofados y caza, pero su sabor también combina muy bien con quesos, especialmente los curados, y con primeros platos a base de trufas y setas porcini.
En la versión llamada El chinato Barolo también puede acompañar postres, especialmente los secos como las típicas galletas piamontesas o los que contienen chocolate. Por último, también puede considerarse un vino de meditación, excelente para disfrutar durante una larga velada o con un buen libro.
Son tantas las variaciones de contexto en las que beberlo, tanta la elegancia y el orgullo italiano que su gran copa puede desatar, que sitúan una vez más al Bel Paese como punto de referencia mundial para una excelencia más de su producción.
Escrito por Carlo Attisano para mangiaebevi.it